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La Universidad Pública de Navarra (UPNA), junto con otras quince universidades españolas, está participando en un proyecto de investigación cuyo objetivo es conocer y evaluar cómo están adaptando los estudiantes universitarios sus hábitos de actividad física y de estilo de vida a la situación de confinamiento debida a la pandemia de COVID-19. El proyecto se desarrolla en el marco de EXERNET, una red que integra a grupos de investigación españoles en el ámbito de la actividad física y la salud con el objetivo de coordinar, armonizar y divulgar el conocimiento en estas materias. 

En el proyecto participan 20 grupos de investigación de 16 universidades en las que estudian 500.000 alumnos y alumnas, es decir, más del 30% de la población universitaria española, y los resultados permitirán “diseñar estrategias para hacer frente a las consecuencias negativas tanto para el periodo posterior al confinamiento, como para situaciones similares que puedan ocurrir en el futuro”, aseguran sus impulsores. El estudio está coordinado por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). 

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El equipo investigador por parte de la UPNA, en una reunión virtual.

El equipo investigador por parte de la UPNA, en una reunión virtual

En la UPNA, el grupo de investigación responsable del proyecto es ELIKOS, coordinado por Idoia Labayen Goñi, profesora del Departamento de Ciencias de la Salud e investigadora de IS-FOOD. El estudio cuenta, asimismo, con la colaboración del Vicerrectorado de Estudiantes, Empleo y Emprendimiento y del Vicerrectorado de Proyección Universitaria, Cultura y Divulgación de la UPNA. 

Confinamiento, sedentarismo y estrés

Tal y como apunta Idoia Labayen, “existen indicios que apuntan que durante esta pandemia se está produciendo un descenso alarmante en la actividad física en casi todo el mundo” y España, indica, “es el país que más ha reducido su actividad física según los datos recogidos por la plataforma Fitbit”, aunque hay que señalar que estas estimaciones “no monitorizan algunas de las actividades que se pueden realizar en el domicilio”, aclara la experta.

Por otro lado, a las restricciones de movilidad se suma un cambio en la docencia, que se realiza “on line”, y “el proceso de adaptación a esta nueva situación, junto a la incertidumbre respecto a la evaluación, puede estar generando una mayor ansiedad y estrés, lo que puede influir en el rendimiento educativo, así como en la salud física y mental”, apunta Idoia Labayen.

Para tener en cuenta todos estos aspectos, los 20 grupos de investigación participantes en el proyecto han diseñado y consensuado un cuestionario en el que se preguntará acerca de la actividad física, peso y talla, calidad de vida y características del hogar y de la unidad familiar, así como datos sociodemográficos y socioeconómicos. Este cuestionario se difundirá mediante el correo electrónico corporativo de cada universidad y se cumplimentará “on line” de manera anónima durante el confinamiento, al mes y a los seis meses. 

“La reducción de oportunidades para realizar actividad física durante el confinamiento puede tener efectos adversos a corto, medio y largo plazo en la población. Es necesario conocer la adaptación en los hábitos de vida que se está produciendo en los estudiantes, en la medida en que puede impactar en su salud y su rendimiento académico actuales, pero también en el riesgo cardiovascular y de discapacidad futuros”, concluye la profesora Idoia Labayen. 

Además de la UPNA, en el proyecto participan la Universidad del País Vasco (coordinadora del proyecto), Universidad de Zaragoza, Universidad de Granada, Universidad de Castilla la Mancha, Universidad de Cádiz, Universidad de León, Universidad de Sevilla, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Universidad de Les Illes Balears, Universidad Miguel Hernández de Elche, Universidad Politécnica de Madrid, Universidad de Extremadura, Universidad de Jaime I de Castellón, Universidad de Valencia, y la Universidad de Cantabria.