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El ciclo Conversaciones/Solasaldiak, que organiza la Universidad Pública de Navarra y el Parlamento de Navarra, se despidió ayer del presente año reclamando un gran pacto estatal en el ámbito de la educación, una necesidad en la que coincidieron plenamente los dos ponentes que se dieron cita en la Sala Polivalente de la sede legislativa, el exministro de Educación y catedrático de Filosofía de la Autónoma de Madrid, Ángel Gabilondo, y el director general de la Fundación Botín, Íñigo Sáenz de Miera.

zoom De izquierda a derecha, Ángel Gabilondo, Jesús María Pintor e Íñigo Sáenz de Miera.

De izquierda a derecha, Ángel Gabilondo, Jesús María Pintor e Íñigo Sáenz de Miera.


El debate estuvo moderado por el vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad Pública de Navarra, Jesús María Pintor Borobia, y los dos invitados expusieron su análisis de la situación de la educación desde diferentes puntos de vista, el público y el privado, que fueron confluyendo y divergiendo al calor del debate.

Ángel Gabilondo definió la educación como un bien público y recordó que en los últimos 30 años el acceso a la enseñanza se ha universalizado en España, lo cual significa –concluyó- que “alguien” ha debido hacer “algo” bien en estas tres décadas. “Esto es algo que yo agradezco –añadió-, porque ha incorporado además otras conquistas como la equidad, la inclusión o la atención a la diversidad”.

Reconoció, sin embargo, que queda mucho por hacer y, en este sentido, reclamó el desarrollo del primer tramo de Educación Infantil -0-3 años- y, sobre todo, buscar un acuerdo discursivo, sin descalificaciones, huyendo del “activismo legislativo”, que persiga estabilidad tenga visión de futuro. “El acuerdo educativo va a ser una cuestión de absoluta prioridad en este país”, aseguró.

El exministro habló también del discurso de la calidad, la excelencia y el talento, pero advirtió que todo ello no puede ser a costa de la equidad. “La calidad no es mero resultadismo, la calidad son recursos, objetivos, desarrollo, evaluación y resultados, que es un poco más largo”, precisó Gabilondo, que se definió defensor de lo público pero no contrario a lo privado; “eso sí les pido que cuiden la inclusión y la equidad”.

Gabilondo coincidió con Íñigo Sáenz de Miera en señalar la figura del profesor como el elemento más valioso del sistema y también en la necesidad de ubicar al alumno en el centro de la política educativa y de la actividad docente.

Por su parte, Sáenz de Miera reconoció que el sistema español tiene cosas positivas, aunque enumeró una serie de retos a los que debe enfrentarse en estos momentos. A su juicio, los grandes temas que debe afrontar la educación en España son los modelos de gestión de los centros, la metodología y los contenidos -aquí reclamó también un gran acuerdo y un “debate profundo y sosegado”-, mejorar la valoración del arte y de la experiencia artística en el desarrollo de las personas, y aumentar la movilidad, sobre todo de universitarios.

Finalmente, Sáenz de Miera reivindicó una revisión de las categorías de lo público y de lo privado y apostó por buscar fórmulas de colaboración “pero con mucha más confianza entre las partes, sobre todo de lo público en lo privado”.